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Los makers investigan cómo funcionan los objetos para poder desarmarlos y armarlos o saber qué los hace moverse.
La educación maker es una metodología que permite que los estudiantes
desarrollen nuevas habilidades.
Algunas de estas habilidades son innovación, creatividad, tecnología, sistemas, entre otros; indispensables para las profesiones del futuro.
En el marco de la charla “Cultura Maker, una mirada al mundo de la fabricación digital”, organizada por Polo TIC Mendoza, Franco Mazzocca, titular de la tienda de insumos e impresoras 3DMazz, y Fernando Fuentes, ingeniero en mecatrónica y parte de hacedores.com, platicaron sobre algunos temas cercanos a esta práctica cada vez más común.
CULTURA MAKER
De acuerdo con Mazzocca y Fuentes, esta cultura hace referencia al cambio que se ha dado en el comportamiento del consumo, es decir, actualmente ya no solo se adquieren los productos sino que se investiga cómo funcionan para poder desarmarlos y armarlos, construirlos de cero, o poder arreglarlos o modificarlos.
Estábamos acostumbrados a comprar, sacar de la caja, tirar la caja, usarlo y después de un tiempo desecharlo, “y ahí algo se estaba perdiendo también”, comentó Fernando Fuentes.
“Todos somos makers”, aseguran, ya que, si bien no todos podemos hacer impresiones en 3D o armar grandes equipos, muchas personas –sobre todo en México– arreglan ciertos objetos para darles una segunda vida ante las condiciones económicas en las que viven o por simple pasatiempo.
PRIMEROS PASOS
Los expertos señalaron que para iniciar en este ámbito es necesario investigar a fondo para conocer el funcionamiento de los equipos antes de adquirirlos; sin embargo, también es importante considerar que el aprendizaje de estas técnicas requiere paciencia, perseverancia y esfuerzo, y es un proceso que podría tardar inicialmente un par de meses.
Por su parte, Fuentes aconsejó ver videos tipo tutoriales para familiarizarse con las impresoras, pero sobre todo disfrutar el proceso para el uso de este tipo de tecnología.
Mientras que Mazzocca sugirió relacionarse con otras personas del rubro, ya sea que se dediquen específicamente a esta o a otra tecnología, para ampliar y compartir los conocimientos.
IMPACTO POSITIVO
La impresión 3D puede impactar de manera positiva en sectores vulnerables, expresó Fuentes.
Ejemplo de ello son proyectos en los que ha trabajado, como la creación de un hemisferio con las constelaciones, mismo que ayudó a que personas con ceguera o debilidad visual pudieran conocer cómo se ubican; o utilizar lenguaje braille para dar a conocer diversos tipos de información en tarjetas.
“Ayudar a alguien con algo que te apasiona es una experiencia doblemente feliz, porque también disfrutas hacerlo”, aseguró Mazzocca, quien ha participado en proyectos de suma importancia, como la fabricación de prótesis mediante impresión 3D.
Además, refirieron que este tipo de innovaciones han ayudado a muchas personas en diversos ámbitos, tal como se pudo ver durante la emergencia sanitaria, en donde se fabricaron diversos insumos como caretas o cubrebocas, necesarios para hacer frente a la pandemia.
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